POÉTICA DE ARISTÓTELES
"RESEÑA"
CAPÍTULO VI
En tanto reservamos para una consideración posterior la poesía y la comedia en
hexámetros, proseguiremos ahora con la discusión de la tragedia; antes de hacerlo, sin
embargo, debemos resumir la definición resultante de lo que se ha dicho. Una tragedia, en
consecuencia, es la imitación de una acción elevada y también, por tener magnitud,
completa en sí misma; enriquecida en el lenguaje, con adornos artísticos adecuados para las
diversas partes de la obra, presentada en forma dramática, no como narración, sino con
incidentes que excitan piedad y temor, mediante los cuales realizan la catarsis de tales
emociones. Ahora bien, puesto que los hombres representan las acciones, se deduce en primer
lugar que el espectáculo (o la aparición de los actores en la escena) debe ser parte del todo,
y en segundo término la melodía y la dicción: estas dos son el medio de su imitación. Aquí
por dicción quiero decir sólo esto: la composición de los versos, y por melodía lo que
se entiende sin esfuerzo para requerir explicación.
Hay, en efecto,
seis partes en cada tragedia, en conjunto, esto es, de tal o cual cualidad: la fábula o trama,
los caracteres, la dicción o elocución, el pensamiento, el espectáculo, y la melodía; dos
de ellas surgen del medio, una de la manera, y tres de los objetos de la imitación dramática. Lo más importante de las seis es la combinación de los incidentes de la fábula.
La tragedia es en esencia una imitación no de las personas, sino de la acción y la vida,
de la felicidad y la desdicha. En un drama, los personajes no actúan para representar los caracteres;
incluyen los caracteres en favor de la acción. De modo que es la acción en ella, es decir, su
fábula o trama la que constituye el fin o propósito de la tragedia, y el fin es en todas partes
lo principal.
El carácter en un drama es lo que revela el propósito moral de los
protagonistas, es decir, la clase de hecho que intentan evitar, donde el caso no es claro; de
aquí que no haya lugar para el carácter en un discurso sobre un tema por completo
indiferente.
El efecto trágico es por completo posible sin una función
pública y sin actores, y además la puesta en escena del espectáculo es más un problema de
la técnica escenográfica que de los poetas.
CAPÍTULO VII
Después de haber distinguido las partes, ahora vamos a considerar la construcción
adecuada de la fábula o argumento, en cuanto ésta es sin duda lo primero y lo más
importante en la tragedia. Hemos establecido que una tragedia es una imitación de una
acción que es completa en sí misma, como un todo de cierta magnitud; pues un todo
puede carecer de magnitud para hablar de él. Ahora bien, un todo es aquello que posee
principio, medio y fin. Un principio es aquello que necesariamente no adviene después de
algo más, si bien algo más existe o acontece después de esto. El fin, por el contrario, es lo
que naturalmente se deduce de algo más, ya como una consecuencia necesaria o usual,
y no es seguido por nada más. Una trama bien construida, por consiguiente, no puede ora
empezar o terminar en el punto que se desee; el comienzo y el fin en esto deben ser de las
formas justamente descritas. Así, para ser bella una criatura viviente y cada todo
compuesto de partes debe no sólo presentar cierto ordenamiento en el arreglo de sus partes,
sino también poseer cierta definida magnitud.
CAPÍTULO VIII
La unidad de la fábula no consiste, según algunos suponen, en tener un hombre
como un héroe, pues la vida de un mismo hombre comprende un gran número, una
infinidad de acontecimientos que no forman una unidad, y de igual modo existen muchas
acciones de un individuo que no pueden reunirse para formar una acción. Se advierte,
entonces, el error de todos los poetas que han escrito una Heracleida, una Theseida o
poemas semejantes; ellos creen que, porque Heracles fue un hombre, la historia de Heracles
debe ser una historia. Homero, sin duda, entendió este aspecto muy bien, ya por arte o por
instinto, justamente debido a que excedió al resto en todos los detalles.
CAPÍTULO IX
De lo que hemos dicho se desprende que la tarea del poeta es describir no lo que ha
acontecido, sino lo que podría haber ocurrido, esto es, tanto lo que es posible como
probable o necesario. La distinción entre el historiador y el poeta no consiste en que
uno escriba en prosa y el otro en verso; se podrá trasladar al verso la obra de Herodoto, y
ella seguiría siendo una clase de historia. La diferencia reside en que uno relata lo que ha
sucedido, y el otro lo que podría haber acontecido. De aquí que la poesía sea más
filosófica y de mayor dignidad que la historia, puesto que sus afirmaciones son más bien
del tipo de las universales, mientras que las de la historia son particulares.
En la comedia los
poetas cómicos construían sus fábulas a partir de acontecimientos probables, y luego
añadían algunos nombres según su capricho; ellos no escribían, como los poetas yámbicos,
sobre personas particulares.
En la tragedia, sin embargo, se adherían todavía a los
nombres históricos, y por esta razón lo que convence es lo posible.
El poeta debe ser más el autor de sus fábulas o
tramas que de sus versos, sobre todo porque él es un poeta en virtud del elemento imitativo
de su trabajo, y son acciones las que imita. Y si adopta un tema de la historia real, no por
eso es menos poeta, ya que algunos acontecimientos históricos pueden muy bien estar
en el orden probable y posible de las cosas, y en ese sentido, por esos hechos él resulta su
poeta.
La tragedia, por consiguiente, es una imitación no sólo de una acción
completa, sino también de incidentes que provocan piedad y temor. Tales incidentes tienen
el máximo efecto sobre la mente cuando ocurren de manera inesperada y al mismo tiempo
se suceden unos a otros; entonces resultan más maravillosos que si ellos acontecieran por sí
mismos o por simple casualidad.
CAPÍTULO X
Las fábulas son o simples o compuestas, puesto que las acciones que representan
obedecen naturalmente a esta doble descripción. A la acción simple, que procede en la
forma definida, como un todo continuo, la llamo simple, cuando el cambio en la
fortuna del héroe se realiza sin peripecia ni reconocimiento; y compleja cuando ella
encierra una u otra de estas desventuras, o ambas. Estas acciones deben surgir de la
estructura de la fábula misma, de manera que resultan ser la consecuencia, necesaria o
probable de los antecedentes. Existe una gran diferencia entre algo que acontece a
causa de
esto y después de esto.
POÉTICA DE ARISTÓTELES (RESEÑA)
JOSÉ CARLOS GARCÍA GARAY
CENTRO DE ESTUDIOS DE BACHILLERATO 8/6 GUANAJUATO GTO.
GRADO 4° SEMESTRE GRUPO: 401
FECHA: 18 DE JUNIO DEL 2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario